domingo, 1 de julio de 2012

Crónicas de mi pueblo

Escucha mientras lees....





Este fin de semana han sido las fiestas de Estébanez de la Calzada, mi pueblo, el viernes,  al salir del trabajo,  preparé  mi bolso de viaje, mi neceser, fui corriendo a la peluquería y,  ¡ala! de  fiesta. De camino al pueblo,  por la carretera de Astorga,  ya se adivinaba que este año el tiempo jugaría a nuestro favor,  cosa que siempre se agradece, pues el día  grande,  que es el sábado,  en mi pueblo celebra la octava de Corpus… al finalizar la misa,  hay una solemne procesión por las calles del pueblo, con el Santísimo bajo palio,  para llegar a la plaza,  y,  una vez allí con cánticos, rezos y música popular,  se celebra con regocijo que estamos de fiesta. Los niños que han hecho la primera comunión este año salen con sus trajes y van tirando pétalos al paso de la preciosa custodia de oro y plata que posee la no menos bella iglesia de mi pueblo.


Una vez finalizada la procesión,  los músicos tornan sus melodías más solemnes en jotas y bailes populares a la entrada de la iglesia, las mujeres y hombres de edades maduras se animan enseguida,  y,  las jotas están aseguradas, para su felicidad interior,  que,  se ve reflejada en sus caras,  pues imagino yo…,  que le traen gratos recuerdos de su juventud ya lejana, pero no por ello bien recordada y añorada.

Luego,  con un tórrido calor,  todos,  a tomar el vermut a la plaza del pueblo,  donde está el bar más popular “La Chana”, allí el gentío es numeroso, las voces altas, las risotadas, los saludos efusivos, los abrazos de reencuentros con vecinos queridos, unos añorados y otros solo recordados en ese momento,  pero,  no por ello la reacción esta menos carente de emoción,  los corazones están propicios a festejar todo lo festejable con ganas de por un día o dos olvidar otras rutinas,  tal vez menos agradables en unos casos, tediosas en otros, y apáticas en muchos… Las familias se juntan, se unen y festejan,  ya sentados alrededor de una mesa,  con innumerables viandas de todo tipo… que festejan…pues un año más reunidos, un año más juntos, y comienzan las interminables tertulias, cargadas de recuerdos, añoranzas, discusiones políticas arreglando el planeta, discusiones bizantinas que no llegan a ninguna parte en otro momento, risas, confidencias, chascarrillos, todo ello entre cafés, cigarrillos, chupitos de orujo, copas de coñac, y pellizquitos de roscón maragato interminable….


Los niños,  donde los hay,  corretean alegres por los patios grandes y espaciosos que hay en todas las casas de los pueblos,  y, en Estébanez se respira un ambiente festivo, alegre, bullicioso que carga e inunda el aire de olores a pólvora de los cohetes y a sabrosos guisos que salen los efluvios por las ventanas de las cocinas de todas las casas del pueblo.

El brillo un tanto apagado ya,  pero brillo en los ojos de mi padre al recordar… ( Oh! “recoño” cuando yo era joven  y fumábamos las hojas de cualquier cosa… cuando íbamos…) solo eso ya no tiene precio… y merece la pena celebrar la fiesta.


Así pues, si, un año más ha merecido la pena participar y asistir a la fiesta de mi pueblo.

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