Este fin de semana han sido las fiestas de Estébanez de la
Calzada, mi pueblo, el viernes, al salir
del trabajo, preparé mi bolso de viaje, mi neceser, fui corriendo a
la peluquería y, ¡ala! de fiesta. De camino al pueblo, por la carretera de Astorga, ya se adivinaba que este año el tiempo jugaría
a nuestro favor, cosa que siempre se
agradece, pues el día grande, que es el sábado, en mi pueblo celebra la octava de Corpus… al
finalizar la misa, hay una solemne
procesión por las calles del pueblo, con el Santísimo bajo palio, para llegar a la plaza, y, una
vez allí con cánticos, rezos y música popular, se celebra con regocijo que estamos de fiesta.
Los niños que han hecho la primera comunión este año salen con sus trajes y van
tirando pétalos al paso de la preciosa custodia de oro y plata que posee la no
menos bella iglesia de mi pueblo.
Una vez finalizada la procesión, los músicos tornan sus melodías más solemnes
en jotas y bailes populares a la entrada de la iglesia, las mujeres y hombres
de edades maduras se animan enseguida, y,
las jotas están aseguradas, para su
felicidad interior, que, se ve reflejada en sus caras, pues imagino yo…, que le traen gratos recuerdos de su juventud
ya lejana, pero no por ello bien recordada y añorada.
Luego, con un tórrido
calor, todos, a tomar el vermut a la plaza del pueblo, donde está el bar más popular “La Chana”, allí
el gentío es numeroso, las voces altas, las risotadas, los saludos efusivos,
los abrazos de reencuentros con vecinos queridos, unos añorados y otros solo
recordados en ese momento, pero, no por ello la reacción esta menos carente de
emoción, los corazones están propicios a
festejar todo lo festejable con ganas de por un día o dos olvidar otras rutinas,
tal vez menos agradables en unos casos,
tediosas en otros, y apáticas en muchos… Las familias se juntan, se unen y
festejan, ya sentados alrededor de una
mesa, con innumerables viandas de todo
tipo… que festejan…pues un año más reunidos, un año más juntos, y comienzan las
interminables tertulias, cargadas de recuerdos, añoranzas, discusiones
políticas arreglando el planeta, discusiones bizantinas que no llegan a ninguna
parte en otro momento, risas, confidencias, chascarrillos, todo ello entre cafés,
cigarrillos, chupitos de orujo, copas de coñac, y pellizquitos de roscón
maragato interminable….
Los niños, donde los
hay, corretean alegres por los patios
grandes y espaciosos que hay en todas las casas de los pueblos, y, en Estébanez se respira un ambiente
festivo, alegre, bullicioso que carga e inunda el aire de olores a pólvora de
los cohetes y a sabrosos guisos que salen los efluvios por las ventanas de las
cocinas de todas las casas del pueblo.
El brillo un tanto apagado ya, pero brillo en los ojos de mi padre al
recordar… ( Oh! “recoño” cuando yo era joven
y fumábamos las hojas de cualquier cosa… cuando íbamos…) solo eso ya no
tiene precio… y merece la pena celebrar la fiesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario