Escucha mientras lees...
Que se le puede decir a un gran amor cuando no se puede
decir nada… que argumentos tienes, cuando los suyos pesan como losas en la
conciencia… la responsabilidad…los cariños fraternales que se levantarían como fantasmas, para
ensombrecer el brillo y la intensidad de los sentimientos comunes anidados en
el corazón desde siempre, desde el primer día que nos vimos…
Que fue lo que nos separo… que fue exactamente que no permitió
que volviéramos, si... en el fondo era lo
que más anhelábamos. La frase: “nunca es
tarde”, en algunas ocasiones, es errónea y si, si es tarde, tarde para todo, para estar juntos, tarde para vivir uno dentro del otro y el otro
dentro del uno… tarde para recostar mi cabeza en tu pecho y sentir la armonía, el
equilibrio, la luz dichosa, inundando toda nuestra vida…
Vivimos consumiendo el alma en una ensoñación, pasando de
puntillas por una realidad que se nos antoja aplastante y apretando el corazón
que se nos sale del pecho cuando comienza a revivir una y otra vez, que un día,
los dos latían al unísono, y no escuchaban nada mas… ni nada menos…
Es hora, hora de darnos la libertad condicional… aceptar que
eso es todo lo que tendremos en esta vida, el recuerdo de un atisbo que
brillaba dentro de nosotros como la estrella más radiante, pero... que se nos fue
de entre los dedos y delante de nuestros corazones y, todavía no alcanzo a
comprender que fue lo que hizo que ninguno de los dos lo impidiera…
No deseo que te desgaste, ni desgastarme más, tenemos unas
almas demasiado apasionadas para aguantar tanto estoicismo…
Habrá un lugar en otro tiempo, un tiempo sin tiempo en el
que la vida juntos, será por siempre… y hasta entonces, llevaré mis sueños por
otras veredas, mi corazón recorrerá otros vericuetos, mi alma soñará solo en
realidades y… tendré la certeza de que la armonía volverá a reinar en mis
sentimientos, tal vez, no me abrasaré por dentro, pero si habrá el suficiente
fuego para sentir una calidez que me
haga vivir un tiempo en el que desee
permanecer en sus arrullos…
Esta historia por quedar inacabada, no tiene…final, ni… fin.
(Carta de amor rescatada de un viejo libro, lleno de polvo, y,
amarillento, en una vieja estantería apoyado contra un candelabro, en una habitación
sita en el patio de mi casa del pueblo donde yacen amontonados, libros, cajas,
cajones con cosas indefinidas, colchas antiguas, juguetes muertos, ratoneras sin ratones… sombreros de
paja desdibujados por el paso del tiempo, zapatillas perdidas y un sinfín de objetos,
entristecidos por el tiempo y el olvido, al leer esta carta que parece una balada
triste, me pareció bien compartirla con vosotros y poneros melancólicos y
haceros soñar y volar la imaginación…)
Croares para tod@os los que me lean.
Fotos google. Carmen Ruiz
Luisa Martínez.LILITRANA
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