Llevamos juntos ya tantos años que hemos llegado a ignorarnos. Tras sus continuos ataques y coletazos, he aprendido a pensar menos en él; sus ataques siguen siendo amenazadores pero yo cada día los capeo mejor, ya le tengo cogido el "tranquillo", siempre sé por dónde viene y donde muerde más; yo, creo que también me he convertido en una víctima aburrida para él, pues ya no consigue sorprenderme, no me pilla nunca con la guardia baja, sus zarpazos son certeros e intensos, pero yo, los se aliviar mejor, no estoy tan aterrada como antes, tampoco me consume ya el estrés que antes me provocaba, ha llegado a ser cansino y con sordina. Antes hacia muchas horas de cama, pero ahora desde que mi situación laboral cambio, (eso, claro, me ha ayudado mucho) ya no hago las horas que hacía antes acostada.
Yo me aburro de él y él, se aburre de mí,... y en ese compas de tedio mutuo yo, siempre salgo ganando. He aprendido a hacer bromas de mis debilidades y deficiencias. Como el estar bien con él siempre presente es imposible, he conseguido disfrazarme con el bienestar y de tanto ponerme el disfraz nos hemos mimetizado el bienestar y yo...
Y hay momentos que me siento normal, como que no tengo dolores.
Lo cuento desde mi brote actual..............para que las personas que sufren como yo enfermedades crónicas sepan por una vez más que QUERER ES PODER.
LILITRANA
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