sábado, 3 de noviembre de 2012

Otoño en el corazón


Este Otoño me invade de nostalgia las pupilas… cuando miro a través de los cristales de mi ventana y veo llover copiosamente, algunas de esas gotas resbalan por mi alma inundándome el corazón de melancolía,  ¿Cómo puede influir tanto la estación en nuestro estado de ánimo?, estamos tan conectados a la madre tierra que se nos olvida que giramos al mismo son…
 

Hoy me he levantado perezosa pero a la vez con ganas de hacer cosas, he desayunado copiosamente, incluso he comido unos buñuelos,  típicos dulces de estos días y he pensado que me voy a dedicar el día.
 

Con tanta lluvia he cogido el paraguas mas grande, (tengo uno que cabe una familia entera), le he puesto el chubasquero a Gonso y hemos salido a la calle, la humedad reinante también me humedeció el corazón, no sé el motivo,  pero me vino a la mente un episodio de mi vida que se me antojo harto triste y desolado, me quede con los ojos fijos en el césped, mientras Gonso husmeaba por él y pensé cuán rápido se me escapaba la vida últimamente… las fechas se van agolpando una tras otra sin dar tregua y los episodios suceden demasiado deprisa, tan deprisa entre la monotonía, y el equilibrio a la vez… tan deprisa entre nada importante y todo trascendental, único e irrepetible.
 

Me cuestiono si estoy haciendo lo que realmente quiero,… mi respuesta es un poco vaga e imprecisa… de repente Gonso tira del arnés y yo vuelvo a levantar los ojos para ver recortada mi hermosa catedral que al igual que el tiempo luce húmeda, un tanto lúgubre, triste y sola, con el cielo de fondo, un cielo sin color, un cielo apagado como sin sueños, como agotado y a la vez perenne… y, me vuelvo a preguntar qué es lo que realmente quiero… siguiendo con la vista el vuelo de un pajarillo que revolotea desacompasado por la lluvia intermitente…
 

Este estado de ánimo que hoy me atenaza, sirve para valorar más y diferenciar de mis otros estados de euforia y plenitud, la melancolía anida en el alma para decirnos que la felicidad es una opción a nuestro alcance…

 

Luisa Martínez-LILITRANA

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