Hoy, cuando me levante de la cama,
sentí como un escalofrío recorría mi
cuerpo lo cual, me hizo ponerme
enseguida la bata… El Otoño, ha llegado, y, se
anuncia con todo su esplendor, lluvia, viento, descenso de las temperaturas,
cielos plomizos, nubes nostálgicas, sol invisible o asomando lánguidamente…; y
nosotr@s , ¿como nos ponemos?… pues…
como el Otoño, melancólicos, un poco tristones, un poco grises… un poco
soñadores al contemplar una hoja rodando delante de tus pies por cualquier
parque cercano a tu casa, o incluso a la misma puerta, también revolotean hojas
de los arboles que hay cercanos.
Esta maravillosa estación me gusta, me fascina más bien, por su gama tan extensa de colores y por sus días,
como un poco irreales que me hacen soñar
en sueños perdidos, pero también he de decir que a nivel físico y para mi
enfermedad crónica me “machaca” sin piedad alguna, provocándome siempre un brote esta vez como
siempre… exacerbado y cruel, en el que siento mi cuerpo débil, melindroso,
agotado, dolorido, zaherido, maltratado… y todo lo que diga es poco, sobrevivo
a base de medicación que solo me aminora el sufrimiento una mínima parte.
Hay momentos en los que deseo tirar la toalla y dejar mi agotado cuerpo
tirado sobre la cama que es lo que anhela desde hace mucho… Menos mal que tengo
LA MENTE para “improvisar” la vida, y luchar como en la biblia lo hizo David contra Goliat,
demostrando que lo que a primera vista parece imposible, siempre tiene una
posibilidad y esa , y eso, es lo que
debemos hacer cuando las circunstancias nos parecen oscuras, cuando todo parece
adverso, cuando deseas abandonar.
Todo tiene un porqué, yo no deseo
averiguarlo en este caso, solo deseo la luz suficiente para vislumbrar el
camino más adecuado para mí.
Fotos de El Faedo
Luisa Martínez-LILITRANA
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