domingo, 15 de septiembre de 2013

SANGRE Y ARENA....DEBATE ENTRE MI INSTINTO ANIMAL Y MI HUMANIDAD

Tarde de toros, el bullicio de la gente, las peñas taurinas, la alegría concentrada.... la música de los pasodoble tan arraigado en la sangre española, las mujeres arregladas con prendidos en el pelo, con rosas, claveles reventones, peinetas, sombreros cordobeses, mantones de manila, colores a borbotones, abanicos agitándose por el calor reinante en el coso... suenan las trompetas y por las puertas de toriles salen los toros, fieros, despistados, asustados, nerviosos, furiosos y con ganas de escapar pero al ver la imposibilidad de hacerlo... dispuesto a defender su vida atacando fieramente como titanes....



Los toreros con sus trajes de luces ajustados, brillantes, y ese aire chulesco y desafiante que les confiere un algo especial una raza a parte, un desafío a la muerte, un cara a cara con la bestia....

Redoblan los tambores... y sale el picador con el caballo blindado y sumido en la oscuridad para que no pueda espantarse del minotauro que se le sobreviene encima y una vez a tiro el picador aplica su lanza en el toro causándole un dolor agudo que comienza a prolongar el inicio de su agonía y provoca una furia mas desesperada por sobrevivir...



El torero por su parte se pasea artísticamente con una plástica indescriptible, con un valor que no es de este mundo por delante de la bestia que furiosamente escarba la arena advirtiéndole de su furia...

Es una lucha cuerpo a cuerpo, en ese instante consentida por ambos; el público se enardece, se acelera y anima al torero vitoreándolo, o en algunos casos abucheándolo según el grado de valentía que demuestre en la exposición ante el toro. Este último zaherido por las banderillas, sangrante comienza a jadear por la perdida de sangre a la par que por el aturdimiento del el engaño del capote. Las imágenes que proyectan toro y torero, son muy artísticas y plásticas y el fervor de la plaza junto con el sonido de la música hace que el toreador se envalentone más y rete al toro  a desafiarle. Todo ese torrente de emociones provoca en el público que lo contempla un enorme subidón de adrenalina que los hace gritar al unísono.

A mi la fiesta me gusta !!!, pero he de confesar que me avergüenza admitirlo. Pues me parece que en pleno siglo XXI en realidad, nuestra humanidad debería prevalecer sobre nuestros instintos primarios y salvajes y buscar otros alicientes para disfrutar de otras emociones que no fueran tan primitivas y sanguinarias.



Me siento totalmente entre dos aguas y lo admito pero repito no me siento orgullosa de esta manera de sentir...

Respeto y admiro las tradiciones, pero hay algunas que deberíamos enterrar en la noche de los tiempos y seguir evolucionando y superando nuestro grado de humanidad...

Hubo ratos en que me agobie mucho cuando remataban al toro sin piedad y todo el mundo aplaudía  enfebrecido...

Ya se sabe:  "Ya vamos a los toros !!!!!" y  "venimos...de los toros...."

LILITRANA



Dedico esta página a una persona con la que compartí la tarde de toros y empaticé mucho con ella, un beso Puri

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